miércoles, 15 de febrero de 2012

Cuento: La Paz Arregla cualquier Conflicto. Autora: Elena García Becerra.

Erase una vez un pueblo donde no podías encontrar paz y tranquilidad, porque todo lo que le rodeaba era montones de tanques y soldados que no paraban de pelear, tiendas de campaña, donde descansaban los soldados heridos que por desgracia habían muchos, y ni una sola persona en la calle. Todos estaban escondidos en unos refugios que se instalaron en las casas cuando empezó la guerra entre los pueblos. Llevaban así años sin poder salir de espacios reducidos, donde se encontraban las familias, habían familias de todos tipo, numerosas, pequeñas, de matrimonios jóvenes, ancianos y muchos más. Pero había una familia diferente, era una familia muy triste, ya que estaba formada por los padres, un niño de diez años, que se lamba Juan, y otro de tres años, que había fallecido hace pocos días, debido a una enfermedad que necesitaba un tratamiento que solo podían conseguirlo en el pueblo enemigo, que debido a la guerra no pudieron lograrlo.
Su hermano estaba deprimido y sin ganas de hacer nada. No comía, no podía dormir y se pasaba todo el día sentado en un rincón con la cabeza hacia abajo. Al fin, un día levanto la cabeza y prometió a sus padres que ayudaría a que casos como el de su hermano no se volverán a repetir, pero nunca usaría la violencia, ya que debido a eso su hermano falleció. Juan les explico a sus padres todo lo que había estado pensando durante todos aquellos días, aislado del mundo. Juan una vez que se lo contó todo a sus padres, a ellos les pareció una buena idea y les sugirieron a Juan que todo lo que les había contado a ellos se lo contara al alcalde del pueblo mediante una carta. La cual decía así:
Respetado Alcalde:
Usted no me conocerá, pues solamente soy un ciudadano de a pie como los demás y tengo diez años, supongo que estará muy ocupado, pero por favor concédame un momento de su tiempo. Yo soy el hermano de un niño que falleció hace poco. Estamos muy deprimidos y decidí, que debía hacer algo, así que le mando esta carta para decirle:
Que después de investigar y pensar mucho llegué a la conclusión de que porque nos estamos enemistando, cuando perfectamente si nos uniéramos podríamos inventar y construir muchas fábricas que generaran empleo, electricidad, agua y otras muchas más cosas respetando el medio ambiente, porque no expulsarían humo que las fábricas hacen actualmente.
Lo que me quiero referir con esta carta es que por favor intenten usar el diálogo para acabar con esto, porque no quiero que el caso de mi hermano se repita, más que nada por el sufrimiento que causa a los seres queridos.
Gracias por haber escuchado y por favor haga algo para solucionarlo.
Después de haberle enviado la carta, Juan se quedo muy satisfecho, porque estaba orgulloso de poder estar ayudando a que casos como los de su hermano no volvieran a ocurrir, y además, sin tener que recurrir a la violencia, sino usando el dialogo amablemente.
Uno de tantos días, suena el teléfono del refugio de la familia de Juan. Era el Alcalde, que había leído la carta que le envió. El alcalde pregunto que si podían ir al ayuntamiento para hablar con Juan y sus padres. Al llegar al ayuntamiento, tuvieron una reunión, el alcalde lo primero que hizo fue darles el pésame y más tarde empezaron a hablar sobre la carta. 
El Alcalde le prometió a Juan qu intentaría hacer todo lo que pudiera para acabar con esto, pero que a cambio Juan debería enviarle la carta al otro alcalde del otro pueblo. Juan acepto, y decidió enviársela.
Al día siguiente, de enviarle la carta, las sospechas que Juan tenía sobre si le llamarían o no se acabaron cuando sonó el teléfono y vio que era el Alcalde, pidiéndole que fueran a hablar con él, pero con la condición de que fuera el alcalde de su pueblo y sus padres, y el otro alcalde acepto.
Cuando se encontraron en el Ayuntamiento del otro pueblo, y los alcaldes se vieron en persona por primera vez, se dieron cuenta de que cada uno era el hermano perdido del otro, salieron corriendo a abrazarse, pero antes de hacerlo gritaron a plena voz: 
¡SE ACABÓ LA GUERRA!
Repitiéndolo varias veces hasta que los tanques pararon, las personas salieron de los refugios y se terminó el espantoso ruido de las armas.
Y así fue como los dos pueblos pasaron de ser enemigos a der amigos.

Fin.